sábado, 24 de octubre de 2009

KAREKANO
Después de ser reconocida, tanto por profesores como por sus propios compañeros, durante su paso por las escuelas de pre-escolar, primaria y secundaria, Yukino Miyazawa ha llegado a la escuela preparatoria Hokuei,para continuar con su senda gloriosa como estudiante modelo por su brillante rendimiento académico, su belleza y su personalidad afable y humilde, buscando ser elegida como representante estudiantil de su clase 1-A, honor que se le otorga a los dos alumnos que hayan sacado mejores notas en el examen de admisión; esto, a pesar de que, en su casa y con su familia de típica clase media-baja japonesa, es una adolescente egoísta, vaga y caprichosa y que se autodescribe como Reina de la Vanidad para reconocer que su comportamiento en la escuela es una gran farsa.
Pero los resultados de los exámenes le harían notar a Miyazawa la existencia de un rival: Sōichirō Arima, quien no solo ocupa la otra plaza representativa, sino que obtiene las notas más altas de la escuela, alejándola del reconocimiento de sus profesores y compañeros que, ahora, solo tienen ojos en un chico que, además de sus notas académicas (en especial,
Matemáticas), es gentil, apuesto, amable, con gran rendimiento físico, talentoso practicante de Kendo e hijo de una familia adinerada de médicos cuyos origenes se remontan al Periodo Edo. Este suceso la tomaría ella como una humillación (según ella, la peor sufrida en sus 15 años de vida) y dedicaría todos sus esfuerzos a derrotarlo. Finalmente lo lograría al conocerse los resultados del examen bimestral pero, en vez del deseo de Miyazawa de ver un Arima derrumbado al quedar detrás de ella, vería a uno que la felicitaba sinceramente por ser tan genial. Esta situación, inesperada para ella, le haría cuestionarse sobre la conveniencia de seguir actuando como una hipócrita frente a alguien que se mostraba como realmente era. Esa reflexión, sin embargo, la dejaría de lado cuando Arima le confiesa, luego, que le gusta, tras lo cual ella siente que lo ha derrotado de manera decisiva, dándose el lujo de rechazarlo.

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